Las claves para dejar de ser perfeccionista

Las claves para dejar de ser perfeccionista

¿Le preocupa mucho hacer algo mal?

¿No te permites ser criticado porque no te permites tener defectos?

¿Quiere hacerlo todo a la perfección y dedicar mucho tiempo a prestar atención a los detalles?

¿Pierdes mucho tiempo enviando correos electrónicos porque los revisas sin parar?

En los últimos años, cada vez son más los perfeccionistas que acuden a mi consulta. Dedico este artículo a cada uno de ellos, y cuando lo leas, escucharás la frase que siempre digo en terapia 😉.

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Cuerpo perfecto, padres perfectos, hijos perfectos, ... Todos vivimos bajo esta presión.

Añada una pizca de ansiedad, un puñado de miedo al fracaso y 100 gramos de baja autoestima y tendrá la receta perfecta para un pastel.

Para el perfeccionista, si comete un error o no hace lo que se ha propuesto, es un fracaso. Sin embargo, no es consciente de que su listón está siempre demasiado alto. Su listón es enorme y el listón con el que mide a los demás no es el mismo con el que se mide a sí mismo. Es deshonesto consigo mismo y tiene expectativas demasiado altas, que rara vez cree poder cumplir. La falta de autoestima y de satisfacción por el trabajo bien hecho disminuye gradualmente su autoestima.

Como un pez que se muerde la cola, cuanto más perfeccionista es una persona, más exigente se vuelve, y cuanto menos cumple las expectativas, más reduce su autoestima en lugar de aumentarla. Cuanto menos autoestima tienen, más inseguros se sienten y más exigentes son, por lo que se deprimen en un ciclo.

Beneficios de acabar con el perfeccionismo

Las claves para dejar de ser perfeccionista
  • Mejora de la salud física y, sobre todo, mental.
  • Más autoconfianza y seguridad.
  • Optimizar el tiempo
  • Por fin podrá disfrutar de no hacer nada productivo sin tener la sensación de estar perdiendo el tiempo.
  • Puedes dejar de ser duro con los demás y mejorar tus relaciones.
  • La autoestima mejora.

Clave para la realización

  1. Comprende de una vez por todas que no existe la perfección

Te esfuerzas por conseguir algo que no puedes lograr porque no existe. No importa cuántas veces lo revises una y otra vez, ni cuántos detalles le dediques.... Un día fracasarás.

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Cuando por fin comprendas que nadie es perfecto, comprenderás también que no hace falta ser perfecto para ser excelente en algo.

  1. No le gustas a nadie

No puedes seguir así, no puedes intentar caerle bien a todo el mundo, no puedes organizar la fiesta de cumpleaños perfecta para todos tus invitados, y el regalo perfecto no existe. Siempre habrá gente a la que no le gustes, y a ti tampoco te gustarán, así que eso no va a pasar. La fiesta perfecta no existe, siempre habrá gente que se queje de algo, y el regalo perfecto no existe.

No tienes que gustarle a todo el mundo, sólo tienes que gustarte a ti mismo. Es mucho más fácil así, ¿no?

  1. Expectativas más bajas

Siempre pensarás que puedes hacer más de lo que realmente puedes. Sacrificas tu salud trabajando en exceso. También pones el listón demasiado alto o casi inalcanzable y te sientes frustrado por no haberlo conseguido aún, aunque el resultado final sea estupendo y todo el mundo te felicite. El error es que sus expectativas eran demasiado altas, porque en realidad su trabajo fue excelente.

Es una pena que no puedas experimentar la alegría del éxito.

  1. Limite el tiempo dedicado a las tareas

No revises tu correo electrónico más de una o dos veces, no debes perder tiempo en esas cosas. No leas el texto una y otra vez y no prestes atención a detalles que nadie más ve. Es importante ser productivo y también tener tiempo para vivir.

Ten claro lo que quiere la otra persona (por ejemplo, el jefe, el cliente, etc.) y no intentes ofrecerle siempre más de lo que quiere.

  1. Reducción de los requisitos

Nadie te dice que seas la madre perfecta, el hijo perfecto, el amigo perfecto... Nadie espera tanto de ti como tú mismo. Te exiges tanto que no tienes tiempo para nada más. Aunque de 0 a 10 es 5 para mí, es 10 para otros, así que intento conformarme con 5.

No siempre se puede dar el 100%.

  1. No pienses, hazlo

La necesidad de controlarlo todo lleva a planificarlo todo hasta el más mínimo detalle. Planificar un viaje o elegir una marca de café puede describirse como una odisea. Tomar decisiones es como dar volteretas, llenarse la cabeza de 'Y-hermana'

.

  • Y si eliges A y B es mejor....
  • Y si eliges B y C es mejor

Y al final te pasas horas, días o semanas tomando una decisión que nunca sabrás si era la mejor o no.

Presentamos una entrevista con Rebecca Carrasco, que habla sobre el perfeccionismo y la autoexigencia en el Diván de Freud.

El perfeccionismo no consiste en hacer las cosas bien, sino en hacerlas de manera sobresaliente. Y esta excelencia suele ser un nivel superior al que exige la situación. En otras palabras, hay una gran diferencia entre los que quieren hacerlo bien y mejorar y los perfeccionistas. Estos últimos, por mucho que se esfuercen y por mucho que consigan, nunca verán cumplidas sus expectativas porque no existe el "suficientemente bueno". En nuestra cultura a veces se promueve el perfeccionismo como si fuera positivo, pero el perfeccionismo es una ilusión de control, y el control tiene que ver con el miedo.

La vida requiere cierto control. Cuando conduces un coche, puedes controlar el volante, pero no puedes controlar lo que hace el coche de delante o si un peatón cruza la carretera delante de ti. Como conductor, puedes controlar la distancia, la velocidad y las luces, pero no lo que ocurre fuera del coche.

¿Cuándo se convierte el perfeccionismo en un problema de salud?

Las claves para dejar de ser perfeccionista

Los perfeccionistas tienen expectativas muy altas de su rendimiento y se esfuerzan por alcanzar la perfección. Esto es muy contraproducente y conduce a la ansiedad, por un lado, y al castigo o la "autoculpabilidad", por otro.

Los perfeccionistas tienen ideales muy elevados o exagerados, y cuando intentan alcanzarlos y fracasan, se castigan o se machacan. Aquí es donde comienza la autocrítica, por ejemplo, que no valen nada o que son inútiles. Los perfeccionistas esperan sentirse más satisfechos cuando alcanzan esos "grandes" objetivos e ideales, y a veces se fijan metas inalcanzables, por lo que siempre estarán insatisfechos.

También evitan participar en otras situaciones y actividades porque tienen miedo al fracaso. Al no participar, se complican la vida, no crecen, se sienten insatisfechos e inútiles y quedan atrapados en un círculo vicioso que vuelven a empezar.

¿Cómo sé si soy perfeccionista?

No existe un patrón concreto, sino diferentes dinámicas, como.

  • No celebran el éxito. A menudo confunden el deber con el éxito y creen que ciertos objetivos son obligatorios. Por ejemplo, si aprueban un examen con un notable, no lo celebran porque esté bien.
  • Viven el fracaso como un fracaso. Es mejor no fracasar para evitar "autolesionarse" porque admitir el fracaso te hace sentir inadecuado y te vuelves crítico contigo mismo.
  • Son muy duros consigo mismos y con los demás. Por ejemplo, no pueden delegar tareas en otros y trabajan en exceso porque los demás hacen las cosas de forma diferente a ellos. Por ejemplo, algunas personas no quieren ayudar en el hogar porque no les gusta limpiar, o quieren hacerlo ellas mismas porque no tienen tiempo para otras cosas cuando están sobrecargadas de trabajo.
  • A veces prefieren no hacerlo para no fracasar. No están dispuestos a aprender cosas nuevas y permanecen en su zona de confort porque les preocupa si son lo bastante buenos.
  • Y pasan mucho tiempo ocultando sus imperfecciones o lo que creen que son imperfecciones. Se critican tanto a sí mismos que creen que los demás también les criticarán.

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Resumen

Alejandro

¡Hola! Soy Alejandro creador y editor de eldespachoclandestino.com. Si estáis aquí es porque como yo, sois amantes de la buena cocina y la vida saludable. Quédate conmigo y aprendes sobre este apasionante mundo.

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