El duelo prohibido y la desautorización del dolor
Algunos procesos de duelo no parecen aptos para ser llorados. Parece evidente que cuando muere un padre a una edad avanzada, cuando muere un abuelo, cuando hay una pérdida perinatal, cuando muere una pareja cuya relación no era aceptable, cuando muere un sobrino, cuando muere un familiar con el que no había una buena relación, hay experiencias de pérdida que no son dolorosas y duran al menos unos días?
Todos estos son ejemplos de procesos de duelo a los que no se da espacio en la sociedad o se supone que se recuperan rápidamente. En la literatura sobre el duelo, se denominan "duelos de desempoderamiento".
Reacciones de duelo desempoderadas
En este proceso, los dolientes a menudo se sienten culpables y dudan de si sus sentimientos son correctos. Cuando el entorno y la sociedad animan a los afligidos a ponerse bien y recuperarse rápidamente, y restan importancia al duelo y a la pérdida, los afligidos pueden sentirse inseguros sobre sus derechos en relación con el duelo.
Las personas en duelo también pueden sentir que no tienen espacio para su dolor porque no encuentran el reconocimiento y el apoyo que necesitan en su entorno inmediato para procesar su dolor.
También son frecuentes los sentimientos de ira y resentimiento hacia los demás porque no se les permite hacer el duelo. Cuando los dolientes no reciben este espacio y el apoyo de los demás, y además se sienten presionados para ser mejores, se tiende a aislarse. Este aislamiento se manifiesta en no reunirse con amigos, no compartir sus sentimientos con los demás y, a menudo, ocultar su dolor.
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Todas estas emociones provocan tensión interna y ansiedad en el doliente, lo que aumenta la intensidad de los síntomas del duelo, se suma al dolor de la pérdida y hace que sea aún más complejo procesarla. Los afligidos tienen que vivir con un sentimiento de incapacidad y debilidad.
Los dolientes se enfrentan a dos retos: Duelo y crecimiento interior. Para encontrar espacio para el duelo, los dolientes deben crearlo en su entorno. Esto requiere una serie de cambios y procesos. Es posible que necesiten pedir ayuda a su entorno, defender su proceso de duelo y aflicción, y explicar mejor sus sentimientos sin esperar a que los demás adivinen lo que les pasa por dentro.
En ambos casos, los dolientes se enfrentan a la tarea de explorar su interior, enfrentarse a sí mismos y observar cómo tratan el duelo y a los demás.
En esta ocasión, Pedro Juan Clavero, psicólogo y colaborador del INSTITUTO D'ASSISTENCIA PSICOLOGICA I PSIQUIATRICA MENSALUS, explicará brevemente cómo se estructura el proceso de duelo, especialmente el duelo no autorizado.
"El duelo es un proceso natural. Es una reacción normal ante una pérdida.
Quizás te interesa:"El duelo imperdonable es especialmente costoso porque la persona es incapaz de compartir su dolor con los demás".
En artículos anteriores, Pedro Juan Clavero ha explicado que las personas experimentan pérdidas en algún momento de su vida, ya sea por la muerte de un ser querido, una separación permanente como un divorcio, un traslado o la jubilación.
Independientemente del tipo de pérdida, respondemos iniciando lo que se conoce como proceso de duelo. Este proceso natural se refleja en varias dimensiones humanas: física, cognitiva, emocional y conductual.
¿Puede resumir cómo funciona el proceso de duelo?
El proceso de duelo es un proceso natural; es una reacción normal ante una pérdida.
Hay distintos tipos de duelo, entre ellos el duelo emocional, como la muerte de un ser querido, el divorcio, el duelo vital, como un nido vacío, y el duelo social, como la pérdida de un empleo.
Independientemente del tipo de duelo, la elaboración del duelo consta de una serie de etapas diferentes.
¿Cuáles son las etapas del duelo?
A continuación se resumen de forma concisa las diferentes etapas del proceso de duelo (Parkes 1993).
- El proceso comienza con una fase de confusión o entumecimiento en la que existe una sensación de irrealidad e incredulidad ante lo ocurrido.
- Sigue una fase de añoranza y asimilación de la pérdida, en la que la fuerte nostalgia se alterna con la ansiedad y la tensión.
- Le sigue una fase de desorganización y desesperanza en la que emerge un estado de ánimo depresivo más profundo.
- Por último, hay una fase de recuperación y restablecimiento en la que el estado de ánimo mejora y la persona es capaz de mirar positivamente hacia el futuro.
En otras palabras, no hay ninguna fase que se complete y pase a la siguiente. Los supervivientes pasan de una fase a otra en función de sus características individuales, circunstancias y condiciones de vida.
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