Cómo saborear cada momento con tranquilidad


De esto podemos concluir que podemos aumentar las experiencias positivas o el bienestar sin gastar dinero. Los psicólogos Fred Bryant y Joseph Beloff definen el "disfrute" como la idea de que, si prestamos atención a las cosas buenas de nuestra vida cotidiana, podemos tener más experiencias positivas en el presente, anticipar posibilidades futuras y recordar experiencias pasadas.
Cada vez se desarrollan más técnicas a partir de la Psicología Positiva para aumentar la felicidad y el bienestar en un sentido más general. Entre ellos se encuentran las cartas, diarios y visitas de gratitud de Seligman y Lyubomirski, las carteras de emociones positivas y positividad recomendadas por Barbara Fredrickson, la práctica de la atención plena en la vida cotidiana y el mindfulness de Jon Kabat-Zinn, así como el altruismo y el voluntariado (por los que aboga Michael I) y otros. En esta charla TED, Norton defiende un uso prosocial del dinero que puede crear una sensación subjetiva de bienestar y felicidad.
En general, todas estas técnicas pueden realizarse en sencillos pasos. En este artículo me centraré en "saborear" o "saborear el momento presente" (también intentaré presentar algunas diferencias sutiles pero importantes con la atención plena, que recientemente se ha hecho muy popular como técnica de tercera generación).
Según sus investigaciones, "saborear" puede mejorar nuestra salud al reducir la ansiedad, el arrepentimiento, la culpa y la vergüenza y aumentar la felicidad y el optimismo (Bryant, 1989; 2003).
Hasta ahora, esto parece sencillo. Sin embargo, en la práctica, las personas tienden a centrarse o recordar los acontecimientos negativos (pensamientos, sentimientos e interacciones sociales desagradables) en lugar de los acontecimientos neutros o positivos. Paul Rosin y Edward Roizman lo denominan "sesgo de negatividad".
Inconscientemente, analizamos nuestras experiencias en busca de amenazas (como remanente de las estrategias que utilizaban nuestros antepasados como estrategia de lucha o huida para sobrevivir). Sin embargo, en la sociedad actual, en constante cambio, la actitud negativa no es tan eficaz como antes porque estamos constantemente en guardia. Nuestros pensamientos están llenos de miedo y ansiedad, y nuestra salud se ve afectada por una preocupación crónica y una visión sombría y ominosa del mundo.
Incluso cuando tienes problemas, practicar el "disfrute" te permite elogiar los aspectos gratificantes de tu situación, aumentando así el refuerzo positivo que recibes (y los efectos deseados asociados en tu estado de ánimo). También alivia el estrés, reduce las emociones negativas y se centra en reforzar y construir emociones positivas.
Mindfulness y disfrute: paralelismos racionales.
Saborear un trozo de chocolate o disfrutar de una puesta de sol pueden confundirse con ejercicios de mindfulness, pero quiero profundizar en por qué son ejemplos de "disfrutar".
Porque "disfrutar" es un acto consciente de reforzar lo positivo y prolongar así la experiencia positiva. La atención plena sería necesaria como precursora de la atención plena a nuestros sentidos (vista, olfato, oído, etc.). Sin embargo, la atención no está abierta a todo tipo de estímulos internos y externos, sino que se limita a las influencias positivas. Se trata de una similitud fundamental que a menudo conduce a errores y a que no se pueda distinguir un método de otro.
La atención plena, en cambio, consiste en centrarse por completo en lo que se está experimentando sin juzgar si es bueno, malo o neutro. Céntrate en el aquí y ahora. Así que no se trata de mantener o crear comodidad. Mantener un estado positivo es "disfrutar", que de nuevo es un concepto más específico.
Y ahora viene la práctica.
Para aclarar la distinción teórica entre ambos ámbitos, se propone un ejercicio práctico. El escenario es el mismo: sentarse en la naturaleza y contemplar la puesta de sol.
Mindfulness: observar la naturaleza. Se trata de prestar atención a tus sentidos, a los sentimientos y pensamientos que te vienen a la mente cuando estás sentado allí, y a los detalles de la escena en ese momento. Puedes sentirte tranquilo o ponerte un poco nervioso y empezar a ser más consciente de las sensaciones de tu cuerpo. Permita que lo que está sucediendo esté ahí y obsérvelo sin juzgarlo ni atribuirlo. Intente pensar de forma holística, interna y externamente, sin perderse en los detalles. Si añades más sentidos al conjunto, podrás prestarle toda tu atención.
Gusto: Mira la misma escena (puesta de sol).
Sumérjase en su belleza: sonidos, detalles llamativos, olores agradables. A continuación, concéntrate en ciertos detalles que te parezcan positivos, es decir, cosas que te hagan sentir bien. Para el otoño es el color de las hojas de los árboles, para un río es el sonido del río, para una puesta de sol es el sonido que te calienta la piel. Presta atención a los detalles. Observa los sentimientos positivos que surgen en ti y disfrútalos en su totalidad, saboreando tu entorno. No pierdas de vista esa sensación positiva, sino "grábatela a fuego en la memoria" y disfruta de ella. Cuando la sensación disminuye, no significa que la experiencia de "disfrutar" haya terminado, y puedes seguir centrándote en otras características de la escena y analizar los sentimientos positivos que te provoca.
Por último, Seligman enumera cinco técnicas que facilitan el "saboreo", tal y como recomiendan Bryant y Velov.
- Comparta la experiencia con sus seres queridos y transmita su disfrute del momento.
- Conservar recuerdos de experiencias, ya sean detalles mentales, fotográficos o físicos.
- No tema enorgullecerse y felicitarse por lo bien que lo está haciendo.
- Agudiza tus sentidos y concéntrate en unos detalles más que en otros. Es imposible asimilarlo todo porque tu atención está nublada y tu conciencia baja.
- No pienses en nada, déjate llevar por la sensación, deja que la actividad te envuelva y que fluya.
Texto de Maite Nieto Parejo.
Información bibliográfica.
Bryant, F. B. (1989). Un modelo de cuatro factores de control percibido: evitación, afrontamiento, adquisición y saboreo. Journal of Personality, 57(4), 773-797.
Bryant, F. Savouring Beliefs Inventory (SBI): a scale to measure beliefs about tasting. Revista de salud mental, 12(2), 175-196.
Bryant, F. B., & Velov, J. Gusto: un nuevo modelo de experiencia positiva.
https://gerryvelasco.wordpress.com/2016/05/27/saboreo-disfrutando-la-felicidad/
https://www.psychologytoday.com/intl/blog/what-matters-most/201602/being-positive-it-s-not-mindfulness-it-s-savoring
https://www.psychologytoday.com/intl/blog/your-personal-renaissance/201805/simple-way-overcome-negativity
El tiempo se ha convertido en el mayor enemigo. Mucha gente cree que vivir despacio significa no aprovechar la vida, que se pierde experiencia y tiempo. No se sienten productivos cuando viven lentamente.
Para muchas personas, vivir la vida a todo gas se ha convertido en una realidad, en la que quieren hacer tantas cosas como sea posible, preferiblemente al mismo tiempo. Este estilo de vida es exactamente lo contrario: conduce a una disminución de la calidad de vida y no es un modo de vida.
Si intentas hacer muchas cosas, no podrás disfrutar de cada momento. Si no sabes vivir el momento presente, no podrás disfrutar de las cosas bellas de la vida ni apreciar cada instante que vivas.
Cuando vivimos deprisa, acumulamos momentos y experiencias de la vida sin ser conscientes de ello. Perder la esencia de cada momento de la vida.
Todos tenemos una vida, un trabajo, hábitos y costumbres cotidianas. Esto nos impide pararnos a pensar si la vida que estamos viviendo ahora es realmente la vida que queremos vivir. Y si no lo es, no podemos cambiarlo porque no tenemos tiempo. El resultado es que viviremos una vida infeliz el resto de nuestras vidas porque no sabemos cómo vivir correctamente.
Vivir a todo gas es perjudicial


Una característica clave de la prisa es que acelera el envejecimiento. Esto se debe a que estamos constantemente estimulados. Nuestro cuerpo produce adrenalina constantemente, y la hormona del estrés, el cortisol, aumenta sus niveles. Así que el cuerpo se vuelve dependiente de estas sustancias, lo que hace que nos apresuremos a producir más de ellas. Esto nos hace más susceptibles a la enfermedad y al dolor físico.
Si sabemos vivir despacio, podemos conseguir una salud mejor y más estable. También nos permite disfrutar de cada momento, de cada experiencia, y nos ayuda a digerir mejor y a aliviar la presión. Podemos mejorar no sólo nuestra salud física, sino también nuestra salud mental. Algo muy importante que mucha gente parece olvidar y que debería valorarse.
¿Por qué vivimos con tanta prisa?
Uno de los mayores problemas de nuestra sociedad es la multitarea. Como he dicho antes, está de moda intentar hacer tantas cosas como sea posible al mismo tiempo. Existe la idea errónea de que esto es más eficiente.
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