Aprender a practicar mindulfness con Mónica Esgueva
Pensamos mucho en cómo empezar a meditar y por qué necesitamos meditar. En internet se puede encontrar mucha información sobre los beneficios de la meditación y rutinas para adoptar un hábito de meditación, pero si me pudieras recomendar: Mindfulness de Mónica Esgueva, el excelente libro sobre meditación de atención plena, lo hará en el futuro.
Sin embargo, este artículo no enumera los beneficios ni los consejos para adoptar el hábito. Quería centrarme en las principales razones por las que recomiendo la meditación y en dos sencillas sugerencias que se pueden poner en práctica a diario.
Este post es largo, ¡gracias de antemano a quienes lean mi contenido!
Introducción al por qué
Además de los beneficios ya conocidos de los libros y artículos escritos sobre meditación y mindfulness (no son lo mismo), hay uno que a menudo se pasa por alto pero que para mí es el más beneficioso de todos.
Se ha demostrado que la meditación regular reduce el estrés y aumenta el bienestar. También aprendemos a reconocerlos de una manera muy especial. Los percibimos de forma heterogénea y separada, como si los observáramos en los demás y no en nosotros mismos.
Quizás te interesa:El deseo de cambiar uno mismo y la forma de enfrentarse a la realidad pasa inevitablemente por observarse. Debemos aprender a observarnos para saber qué queremos cambiar y notar qué cambia.
Para saber qué cambios necesitas hacer en tu vida y cómo cambiarás en consecuencia, necesitas tener la capacidad de observarte a ti mismo.
Capacidad de observación
Para mejorar tu autoestima, debes prestar atención a cómo te hablas a ti mismo y a los planes en los que trabajas. Para aumentar la productividad, mejorar la gestión del tiempo y aplicar estrategias de trabajo, es necesario poder observar la mejora. Para poder comunicarse con la pareja, la familia, el trabajo, los amigos y los hijos, hay que ser consciente de los propios sentimientos y aprender a comunicarlos con confianza. Y así ocurre con todo: hábitos saludables, espiritualidad, proyectos personales, iniciativa empresarial, etc. Todo lo que quieras hacer tiene que ver con el cambio, y cualquier cambio requiere que sepas observar lo que ocurre dentro y fuera de ti en cada momento.
Parece obvio, pero no lo es. Muchísimas personas se quejan de que van a terapia y no notan ningún cambio, o de que no practican todo lo que trabajan en el proceso de coaching. ¿Y cuántas veces has oído decir "conozco la teoría pero no sé cómo ponerla en práctica", incluso de ti mismo?
Algunas personas creen que leyendo libros de autoayuda, participando en programas de autoestima o trabajando con los profesionales adecuados todo cambiará como por arte de magia, pero no es cierto. Sobre todo cuando los nuevos conocimientos vienen de fuera, hay que encontrar la manera de ponerlos en práctica en uno mismo. Eso, amigo mío, sólo se consigue aprendiendo a observarse a uno mismo.
Quizás te interesa:En otras palabras, la meditación entrena la capacidad de reconocer, de observar, de identificar lo que ocurre y de separarse de esa realidad para tomar decisiones más conscientes.
En su nuevo libro, Los tres pilares de la felicidad, la formadora Mónica Esguerba nos da las claves para fortalecer nuestra mente y desarrollar nuestras capacidades.
A diferencia de otras sociedades, Occidente no ha dedicado mucho tiempo al estudio de la mente. Saber aprovechar todo el potencial del cerebro y su desarrollo es hoy una tarea estrechamente ligada al desarrollo de la investigación cerebral y sus descubrimientos. Monika Esguyeva quiere ir un paso más allá con su libro Los tres pilares de la felicidad. Adopta un enfoque integrado del estudio de la mente desde tres aspectos diferentes: el inconsciente, las tradiciones religiosas orientales y los recientes descubrimientos de la neurociencia. Esgueva cree que la transformación por parte del individuo es necesaria y que prácticas como la contemplación y la meditación desempeñan un papel importante en este proceso. El autor cree que el desarrollo de una espiritualidad moderna no necesita estar mediado por la religión y aboga por que las personas cuestionen regularmente sus acciones y elecciones y busquen en su interior, más que en el exterior, lo que necesitan para ser felices.
-Al principio de tu libro dices que perteneces a la minoría de personas que quieren evolucionar y buscar un yo mejor. ¿Por qué nos cuesta tanto salir de nuestra zona de confort?
-Póngase cómodo. Nos resulta muy difícil cambiar nuestros patrones de pensamiento y comportamiento. Una vez que los anclamos, se mueven solos. Somos automáticos, y lo que no es automático, puede decirse, requiere esfuerzo. Somos perezosos y no queremos esforzarnos.
¿Siempre hemos sido perezosos o hay un punto de inflexión en la historia del desarrollo humano?
-La tentación de buscar otro resultado, el mismo que antes, es demasiado fácil. Es imposible, es una locura. Einstein define la locura como "hacer lo mismo una y otra vez y esperar un resultado diferente". Pero eso es lo que estamos haciendo.
-Nadie nos enseña a vivir....
-Nos enseñan poco a pensar y nada a vivir. No tenemos herramientas y no somos conscientes de que esas herramientas están en nuestra mente. Queremos que todos nuestros deseos se cumplan cuando y como queramos. Esto no es posible.
-¿Es posible comprender el corazón?
-Esa sería la gran esperanza, pero creo que tienen que cambiar muchas cosas. Por un lado, la neurociencia está descubriendo muchas cosas sobre el cerebro. Para mí, el cerebro no es la mente, sino su aspecto físico. Por otro lado, podemos aprender mucho de las grandes filosofías orientales que llevan siglos ocupándose de la mente. Sólo llevamos un siglo estudiándolos. Es un periodo de tiempo muy corto. Combinando estas dos perspectivas, ahora podemos conocer la mente de una forma más plena y completa.
-¿Desatiende la neurociencia la espiritualidad y la filosofía?
-Sí, principalmente porque parece poco científico. Si algo no puede reproducirse en un laboratorio ni observarse desde el exterior, no existe. En física cuántica, por ejemplo, se ha descubierto que el observador influye en lo observado. La reproducción no es absolutamente objetiva y constante, por lo que cambia muchas cosas. Por ejemplo, si existe una unidad que también se adentra en la mente, como en muchas meditaciones filosóficas orientales.
-¿Cuál es?
-Hay planes que deben seguirse para obtener resultados. Y son reproducibles. Sí, por experiencia. Eso es lo que la comunidad científica necesita aprender, y hay partes de ello que sólo pueden aprenderse desde dentro de la mente y de la experiencia.
-¿Cuáles cree que son los avances más importantes de la neurociencia en los últimos años?
-Varias cosas La constatación de que los seres humanos tenemos un cerebro izquierdo y un cerebro derecho y que se complementan. En una sociedad en la que sólo domina el lado izquierdo, el lado racional, el lado numérico, el lado verbal, ¿no contribuiría al equilibrio el desarrollo de ambos lados?
-¿Y qué hay a nuestra derecha?
-Es muy potente. Capta lo no verbal, lo abstracto, es muy creativo y nos conecta con la música, el arte y lo trascendente. Estamos completos, pero durante muchos años hemos vivido con un solo lado del cerebro.
-¿Cuándo se dio cuenta de que el inconsciente puede ser un pilar esencial para nuestra felicidad?
Cuando hice mi máster en Programación Neurolingüística (PNL). Fue entonces cuando descubrí que el inconsciente constituye el 90% de la mente. Cuando me di cuenta de esto, comprendí que hemos acumulado experiencias, pensamientos y mecanismos de protección. En otras palabras, todos están olvidados y parecen carecer de importancia desde nuestro punto de vista, pero existen. El psiquiatra Carl Jung fue uno de los grandes descubridores del lado sombrío del inconsciente: lo que reprimimos, lo que ocultamos, lo que no nos gusta de nosotros mismos. Penetra en el inconsciente de forma muy dañina porque pensamos que no saldrá, y al final saldrá en forma de enfermedad.
-¿El inconsciente nos da muchos apegos?
-¿Por qué nos esclaviza y a veces sabotea nuestra propia vida? Queremos ir conscientemente en una dirección determinada. Si la mente inconsciente pensara que no tenemos que ir en esa dirección, nos pondría todo tipo de obstáculos para que no lo consiguiéramos.
-¿Cómo podemos evitar convertirnos en esclavos de nuestra propia mente?
El primer paso es trabajar la autoconciencia. En lugar de conformarte con los efectos de los comportamientos inconscientes que se registran en ti, llega al fondo de las cosas y pregúntate por qué te comportas como lo haces. Esto incluye abrir nuestras mentes y ampliar nuestros horizontes para darnos cuenta de que necesitamos aprender otras cosas y cuestionar lo que hemos dado por sentado. Si empiezas donde siempre lo has hecho, siempre obtendrás los mismos resultados. Si quieres resultados diferentes, tienes que cambiar algo.
-Pregúntate más: ¿Tengo que hacer esto todos los días?
-He empezado a decir esto con regularidad. Estoy bastante en contra de la rigidez y me gusta la flexibilidad en la vida, pero sí, creo que siempre hay que hacerlo. Por eso son tan importantes la meditación y la contemplación. Vivimos en una situación en la que no tenemos tiempo para eso. La vida cotidiana es una máquina que nos desmantela poco a poco, nos separa de nosotros mismos y nos absorbe. Nos convertimos en una máquina automática y, si nos molestan demasiado tiempo, nos preguntamos: "¿Qué hago aquí?". Llega un momento en que nos preguntamos: "¿Qué hago aquí?
-En nuestra cultura hay gente que asocia la contemplación y la meditación con perder el tiempo.
-Está mal visto no hacer nada (sonríe).
-¿Es porque nos da miedo acercarnos a estas prácticas o es algo que nuestra sociedad nos ha impuesto a lo largo de los años?
-Tenemos la ilusión de que la acción por la acción es positiva. Somos como hámsters en una rueda, caminando y corriendo deprisa pero sin progresar. Si no hacemos una pausa, no hay camino y no avanzamos. Tenemos que parar y averiguar si estamos donde queremos estar y ver adónde queremos ir.
-¿Por qué se huye del silencio?
-El silencio, la quietud, son necesarios para todos. El problema es que no lo vemos como tal. Sin silencio, sin espacio para nosotros mismos, sin encontrarnos con nosotros mismos, no podemos seguir este camino. Porque todo lo que tendemos a buscar en el exterior, que no da muchos frutos, está en el interior. Intentamos llenar los huecos y vacíos que hay en nosotros con cosas que vienen de fuera. ¡Que nunca se puede llenar!
-Cada vez hay más cosas materiales que nos distraen. Es difícil encontrar el interior cuando el exterior está lleno de estímulos. ......
-Por lo tanto, debemos ser conscientes de nuestros propios esfuerzos, es decir, debemos poner límites a nuestras distracciones. Esto no significa encerrarnos en una cueva para siempre, sino simplemente encontrar un espacio para nosotros mismos. Eso viene del conocimiento interior, de un autoconocimiento muy grande.
-la fuerza de voluntad y, sobre todo, la disciplina. ¿Ha pensado últimamente en la palabra como algo malo?
-La palabra disciplina nos suena mal, y cuando la pronunciamos, corremos en dirección contraria. Esto se debe probablemente a realidades culturales. Vivíamos tan mal en épocas anteriores que ahora huimos de ello. Quizá deberíamos cambiar las palabras y hablar de "constancia" y "perseverancia". La disciplina también es impopular porque parece impuesta desde fuera. Se necesita práctica y tiempo para conseguir lo que uno quiere. Viene de "hacer", no de "tener que".
-¿Necesitamos aprender a vivir sin expectativas?
-El problema de las expectativas es que la vida nunca es lo que uno quiere que sea. El paso que te invito a dar es aprender a aceptar de todo corazón que la vida no es como te gustaría que fuera, y eso está bien. Esto requiere un cambio trascendente que es imposible en la superficialidad de la sociedad occidental. Si pensamos que la vida es terriblemente injusta, nunca podremos aceptar que la vida es lo mejor para nosotros.
- ¿Somos culpables de victimismo?
-Es muy sencillo: si es culpa de otro, no puedo hacer nada. Dejar de ser víctima y tomar las riendas de tu vida es intentarlo, preocuparte en lugar de ocuparte, ser constante y no rendirte cuando estás en el camino. Se trata de pasar de ser víctima a sentirse responsable.
-Uno de los parámetros de la espiritualidad contemporánea es que la lucha es inútil. Esto no se enseña en ningún sitio....
-Tenemos que tener mucho cuidado con las peleas porque éstas nos restan vitalidad. Si lo malgastas luchando contra molinos de viento, no podrás convertirlo en algo productivo. Lucha perdida significa que perdemos el 100% cuando luchamos contra cosas que simplemente suceden. Siempre estamos luchando contra cosas que no nos gustan. Pero tienen lugar te guste o no. Acepta lo que está ocurriendo ahora y empieza a cambiar a partir de ahí.
-¿El sentimiento es siempre más fuerte que la razón?
-Los sentimientos son la voz del inconsciente que nos transmite mensajes. Tenemos que escuchar nuestras emociones. Y escuchar las emociones no significa reaccionar ante cada emoción. De lo contrario, se ocultan, se reprimen y permanecen inconscientes. A partir de ahí, neurosis, enfermedades, miedos, estrés, depresión... Esto es lo que parece.
-¿Significa el desarrollo de la espiritualidad moderna que ésta se realiza al margen de la religión?
-En mi opinión, sí. En un momento en que se están produciendo grandes cambios en muchos ámbitos de la sociedad, la religión no es una excepción. Ya hay muchas personas que sienten que no necesitan un dogma fijo para conectar con lo trascendente. Esto es algo muy humano y no necesita el medio de la religión.
-¿Qué cree que es más complicado: superar la crisis económica o infundir a la sociedad occidental esa espiritualidad a la que estamos dando la espalda?
-El cambio social debe basarse en el cambio individual. Si empezamos a cambiar desde los tejados, el edificio se derrumbará. El cambio depende de que los individuos reconozcan a nivel individual que lo que existe ya no les satisface y busquen el cambio. Cuando cada individuo empiece a cambiar, la sociedad le seguirá. Cuando nos quejamos de los políticos, deberíamos mirarnos a nosotros mismos y ver cómo nos comportamos en nuestra vida personal. ¿Todavía los critica? ¿Todavía los odias? ¿Sigues siendo tacaño y ofreciendo ayuda a los necesitados? ¿Busca la paz en el exterior? ¿Busca la paz interior? ¿Está constantemente en desacuerdo con los que le rodean? Lo que no está dentro, no se puede buscar fuera.
Albert Domenech.
Fuente LA VANGUARDIA
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