Autodesprecio: Qué Es, Síntomas y Cómo Prevenirlo
¿Por qué te odias a ti mismo? No es fácil hablar abiertamente del odio a uno mismo. Normalmente, las personas no expresan sus sentimientos con tanta claridad al principio de la terapia. Sin embargo, por su comportamiento y su forma de afrontar las situaciones de la vida se puede saber si una persona tiene un buen concepto de sí misma o si, por el contrario, se rechaza y se castiga. A veces, reconocer estos sentimientos puede ser el primer paso hacia el crecimiento emocional.
Nuestra relación con nosotros mismos es la base de nuestra relación con los demás, con el mundo y con nuestro entorno. Si no nos gustamos a nosotros mismos, no podremos relacionarnos amorosamente con los demás. Este artículo ayudará a identificar las causas del odio a uno mismo y a descubrir recomendaciones útiles.
¿Cuál es la definición de odio a uno mismo?
El odio a uno mismo es un profundo rechazo de uno mismo. Nos rechazamos a nosotros mismos o a veces partes de nosotros porque no nos gusta lo que vemos o sentimos. Por ejemplo, podemos despreciar nuestra ira, la forma en que nos enfadamos, nuestro deseo de control, nuestros miedos, nuestro físico o nuestras relaciones con los demás. Nos odiamos por no ayudarnos a mejorar, pero no sabemos cómo "cambiar".
Causas del odio a uno mismo
¿Por qué me odio y me castigo? El odio y el desprecio por uno mismo tienen muchas causas. Comprender por qué nos sentimos así puede ayudarnos a entender por qué nos sentimos así, porque la propia comprensión empática puede ayudarnos a ser más amables con nosotros mismos y a trabajar emocionalmente para reconciliarnos con nosotros mismos.
La escuela es sin duda uno de los lugares donde los niños y jóvenes pasan la mayor parte de su tiempo. En este entorno formal, no sólo adquieren nuevos contenidos, valores y normas para la vida adulta, sino que también establecen nuevas relaciones con sus compañeros y forman amistades y camaradería. Además, la escuela es su primer contacto con figuras formales de autoridad.
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Uno de los temas de mayor importancia para los profesionales de la educación, así como para las familias y los profesionales que intervienen, es la violencia escolar, especialmente el acoso.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la violencia como "el uso intencional de la fuerza física o el poder, ya sea en grado de amenaza o efectivo, contra uno mismo, otra persona o un grupo o comunidad, que cause o pueda causar lesiones, muerte, daños psicológicos, retraso en el desarrollo o privaciones" y define la intencionalidad y la violencia como actos violentos y destacados como los elementos básicos que los distinguen de otros actos aleatorios que causan daño a las personas.
El creciente problema del acoso escolar
Concretamente, el acoso escolar se define como la persecución física o psicológica repetida de un alumno (o grupo de alumnos) hacia otro alumno señalado como víctima, y los ataques repetidos en los que la víctima se siente incapaz de escapar de la situación por sí misma.
Quizás te interesa:El acoso difiere de otras formas de violencia escolar en tres aspectos: Se trata de un comportamiento repetitivo y frecuente; se comete con la intención de intimidar o acosar a la víctima; y existe un desequilibrio de poder persistente. En este sentido, el acoso significa que la víctima está expuesta a otros alumnos que, por ejemplo, le dicen cosas desagradables, se burlan de ella, la insultan, la ignoran por completo, la aíslan socialmente, la excluyen de los grupos de amigos, la apartan deliberadamente de las actividades, la golpean, la patean, la empujan, la amenazan, le mienten o La víctima puede estar expuesta a una amplia gama de comportamientos violentos, como difundir rumores falsos o dar la impresión de que no quiere que la asocien con ella.
Las consecuencias del acoso escolar.
Sin embargo, las consecuencias de este comportamiento no se limitan al entorno escolar. La victimización en la escuela supone una amenaza significativa para el bienestar psicológico de niños y jóvenes, ya que es una experiencia interpersonal muy estresante para el individuo. Por ello, no es de extrañar que la Organización Panamericana de la Salud considere la violencia como un indicador de salud pública.
Investigaciones recientes sobre la victimización en la escuela demuestran que ser víctima de la violencia y el acoso puede tener graves consecuencias psicológicas y sociales. Varios estudios han demostrado que las víctimas de acoso comparten una serie de características comunes que constituyen señales de alarma a las que los profesionales deben prestar especial atención.
La experiencia de ser víctima de acoso escolar se asocia generalmente a una baja autoestima, alta ansiedad y estrés, y baja satisfacción vital y, por tanto, alta insatisfacción. Además, estos problemas parecen persistir durante un periodo de tiempo más largo y muchos de estos estudiantes acaban necesitando buscar ayuda y apoyo de profesionales de la salud mental. En este contexto, por ejemplo, un estudio de Guterman et al. descubrió que las víctimas de acoso seguían presentando síntomas depresivos y problemas de ansiedad y estrés un año después de su último episodio de acoso.
Oñate y Piñuel (2007) citaron las consecuencias psicológicas y clínicas más comunes de ser víctima de violencia y acoso escolar como.
- Baja autoestima y autoimagen negativa.
- Psicosomática o somatización (por ejemplo, dolor de estómago).
- Síntomas de la depresión
- Aumento significativo de la ansiedad y el estrés
- Sentimientos de odio hacia uno mismo
El estrés y la ansiedad que sufren los niños y jóvenes en estas situaciones pueden agravarse con los años y convertirse en permanentes si no se interviene a tiempo con los métodos adecuados.
Nasiya aplica un método único, aprobado como método científico, basado en el entrenamiento psicofisiológico y adaptado a niños y adolescentes. Utiliza técnicas de biorretroalimentación para controlar el estrés y la ansiedad causados por el acoso y mejorar los síntomas relacionados, como la autoestima, la autoimagen y la imagen corporal.
Además, el entrenamiento cognitivo y la neurorretroalimentación pueden utilizarse en combinación para mejorar las capacidades cognitivas, aumentar la concentración y la atención, mejorar las habilidades sociales, aumentar la confianza en uno mismo y mejorar la capacidad de afrontar los problemas cotidianos.
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