¿Cuánta carne hay que comer realmente?
La polémica sobre el consumo de carne continúa desde hace más de una semana, después de que el ministro español de Consumo, Alberto Garzón, anunciara la campaña "Menos carne, más vida".
En este breve periodo de tiempo, diversas partes interesadas -productores, consumidores e incluso políticos- han expuesto sus puntos de vista sobre la idoneidad de la carne para el consumo. Sus argumentos en defensa de sus respectivas posturas se basan en diversos factores, desde la salud hasta el impacto medioambiental.
Pero, ¿qué hay de las pruebas científicas?
Consumo de carne y salud
Desde el punto de vista nutricional, la carne es sin duda un alimento muy interesante. Sobre todo porque es una fuente de proteínas de alto valor biológico, fuente de vitaminas del grupo B y especialmente rica en hierro (sobre todo en la carne roja). Además, la carne de rumiante contiene principalmente grasas saturadas y la de cerdo una mayor proporción de grasas insaturadas.
El aporte de estos nutrientes puede variar en función de la raza y la edad del animal del que procede la carne y de los piensos utilizados.
Quizás te interesa:Debido a estas propiedades nutricionales, la carne se utiliza en dietas consideradas saludables, como la mediterránea. De hecho, la "presencia" de carne en la dieta mediterránea es uno de los argumentos más utilizados para defender el consumo de carne.
Sin embargo, al examinar más detenidamente la dieta mediterránea, cabe señalar que se recomienda un consumo moderado de carne blanca (aves de corral) y moderado de carne roja (ternera, menudillos y vísceras).
La Facultad de Medicina de Harvard recomienda consumir carne (sobre todo roja) en pequeñas cantidades (85-115 g) y con abundantes verduras. No se recomienda el consumo de carne procesada (embutidos, salazones, patés).
La principal razón para desaconsejar el consumo de carne, especialmente de carne roja, es su abrumador potencial cancerígeno. Por este motivo, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) publicó en 2015 un artículo en la revista Lancet Oncology en el que clasificaba la carne roja en la categoría 2A (probablemente cancerígena para el ser humano).
El informe analiza las pruebas científicas publicadas hasta la fecha (más de 800 estudios epidemiológicos). Numerosos estudios han demostrado que existe una relación entre el consumo de carne y el riesgo de cáncer de intestino.
Quizás te interesa:El consumo de carne, a su vez, se ha relacionado con el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Un reciente estudio estadounidense sobre una cohorte de unas 30 000 personas demostró que el riesgo de accidentes cardiovasculares aumentaba significativamente con un mayor consumo de carne roja no procesada y de carne procesada.
Niveles de consumo recomendados y actuales
Preocupantemente, según el último informe de consumo publicado por el Gobierno español, el consumo per cápita de carne aumentó un 10,5% el año pasado, con 36,2 kg de carne cruda consumida por persona y año.
Esto significa que cada persona consume unos 700 g de carne a la semana, una cantidad superior a las recomendaciones de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Esto significa comer entre 200 y 500 g de carne a la semana, preferiblemente carne blanca como pollo o conejo.
En cuanto al consumo de carne roja, la agencia recomienda no comer más de dos veces por semana (200-250 g).
Estos datos muestran que el consumo de carne en España está actualmente por encima del consumo científicamente recomendado.
La polémica en torno al consumo de carne no ha cesado desde que el ministro español de Consumo, Alberto Garzón, anunciara la campaña "Menos carne, más vida". En este breve espacio de tiempo, los distintos grupos implicados en el debate -productores, consumidores e incluso políticos- han dejado clara su opinión sobre la idoneidad de la carne para el consumo. Los argumentos en defensa de sus respectivas posturas se basan en diversos factores, desde la salud hasta el impacto medioambiental. Pero, ¿qué hay de las pruebas científicas?
Desde el punto de vista nutricional, la carne es sin duda un alimento muy interesante. Sobre todo porque es una fuente de proteínas de alto valor biológico, fuente de vitaminas del grupo B y especialmente rica en hierro (sobre todo en la carne roja). Además, la carne de rumiante contiene principalmente grasas saturadas y la de cerdo una mayor proporción de grasas insaturadas.
Debido a estas propiedades nutricionales, la carne se utiliza en dietas consideradas saludables, como la mediterránea. De hecho, la "presencia" de carne en la dieta mediterránea es uno de los argumentos más utilizados para defender el consumo de carne.
Sin embargo, al examinar más detenidamente la dieta mediterránea, cabe señalar que la recomendación para el consumo de carne es comer carne blanca (aves de corral) con moderación y carne roja (ternera, buey y despojos) con moderación.
La Facultad de Medicina de Harvard recomienda comer carne (sobre todo roja) en pequeñas cantidades (85-115 g) y con abundantes verduras. No se recomienda comer carne procesada (salchichas, embutidos, patés).
Su potencial cancerígeno es la principal razón por la que se recomienda evitar el consumo de carne, especialmente de carne roja. Por este motivo, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) publicó en 2015 un artículo en la revista Lancet Oncology en el que clasificaba la carne roja en la categoría 2A (probablemente cancerígena para el ser humano).
El informe analiza las pruebas científicas publicadas hasta la fecha (más de 800 estudios epidemiológicos). Numerosos estudios han demostrado que existe una relación entre el consumo de carne y el riesgo de cáncer de intestino.
El consumo de carne, a su vez, se ha relacionado con el riesgo de enfermedades cardiovasculares. Un reciente estudio estadounidense sobre una cohorte de unas 30 000 personas demostró que el riesgo de accidentes cardiovasculares aumentaba significativamente con un mayor consumo de carne roja no procesada y de carne procesada.
Niveles de consumo recomendados y actuales
Preocupantemente, según el último informe de consumo del Gobierno español, el consumo per cápita de carne aumentó un 10,5% el año pasado, con 36,2 kg de carne cruda consumida por persona y año.
Esto significa que cada persona consume unos 700 g de carne a la semana, una cantidad superior a las recomendaciones de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN). Esto significa comer entre 200 y 500 g de carne a la semana, preferiblemente carne blanca como pollo o conejo.
En cuanto al consumo de carne roja, la agencia recomienda no comer más de dos veces por semana (200-250 g).
De estos datos se desprende que el consumo de carne en España está actualmente por encima de la cantidad recomendada científicamente.
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